“Ya están aquí…”, que diría uno. Llegan los Playoffs y, con ellos, el mes de abril, que no al revés. La esperada cumbre del baloncesto mundial está a nada de ser una realidad. Una realidad que a los amantes de esta competición, una vez más, nos ilusiona, nos motiva, nos maravilla y nos enorgullece de haber seguido, día a día, una temporada regular que ha dado muchísimo que hablar. Si bien algunos se empeñan en devaluarla por el previsible final de estos últimos años, no tengan ninguna duda de que la emoción y la calidad están completamente aseguradas. Y el espectáculo, que no se nos olvide. Disfrutémoslo.
En la conferencia Este se nos ha quedado un elenco de equipazos bastante curioso. La disposición completa de la plantilla de los Celtics, los fichajes estelares de Sixers y Raptors y la gran sensación de la liga, los Bucks, conforman un top 4 de espectacular potencial y talento. Además, habrá que seguir muy de cerca a la evolución de equipos repletos de jóvenes que prometen hacer de esta post-temporada la primera de muchas como los Nets o los Magic.
Con permiso de los Nuggets, la gran sorpresa de esta regular season la protagonizan los Bucks de Budenholzer. Con el nuevo coach, futuro COY con prácticamente total seguridad, el equipo de Milwaukee ha reunido entorno a Antetokounmpo un colectivo que ha arrasado en todos los escenarios posibles durante la Regular Season. Una plantilla repleta de grandes triplistas como Middleton, Brogdon, Mirotic y el remodelado Brook López que, a partir de esa condición, han complementado a la perfección las imparables penetraciones de un Antetokounmpo a nivel MVP -solamente la legendaria temporada de Harden parece que vaya a arrebatárselo- que, en cuanto se le ha cerrado esa acción, ha desarrollado la notable capacidad de asistir al hombre abierto, fruto de la evidente atracción de marcas que el griego genera. Sin embargo, su imparable estructura ofensiva no es la única noticia positiva del equipo de Wisconsin, ya que físicos prodigiosos como los del propio Giannis, Bledsoe, Lopez o el IQ de otros como Ilyasova (líder en provocar cargas en ataque de toda la liga) hacen de este un conjunto muy correoso y que, a pesar de su inexperiencia, parece tenerlas todas consigo para ser el gran temido del Este.
Los Raptors de Nurse fueron durante gran parte de la temporada los elegidos popularmente por los seguidores de la liga como la gran esperanza para derrotar a los Warriors en una hipotética final. Y es que, a pesar de haber bajado el nivel desde entonces, los canadienses tienen muchos motivos para ilusionarse con esta post-temporada. Y no solamente por no poder encontrarse a LeBron por el camino, no. El descomunal rendimiento de Siakam, la resurrección de Ibaka desde la posición de pívot o el fichaje de todo un Marc Gasol son factores que se unen al fichaje de un estelar Kawhi Leonard en la lista de los porqués de los Raptors para poder sentirse muy candidatos a ganar el Este esta temporada.
Pero si hablamos de fichajes estelares, hay que hablar de los Sixers. Y es que, a día de hoy, solamente un equipo -sí, los de amarillo y azul de siempre- puede presumir de reunir el talento que, durante esta temporada y mediante fichajes, reúne el equipo de Philadelphia. Los fichajes de dos jugadores de nivel All-Star como Jimmy Butler y Tobias Harris añaden otra dimensión al proyecto de cara a las expectativas puestas en estos mismos Playoffs (ya que ambos son expirings). La temporada de un top 10 mundial como Embiid, el enorme crecimiento de Harris, la consolidación de Ben Simmons, las notables apariciones desde el banco de Marjanovic o Scott y el tremendo acierto en el clutch de Butler parecen argumentos de sobra para colocar a estos Sixers como algo más que posibles candidatos. No obstante, su irregularidad para convertir estos argumentos en constantes armas infalibles ha penalizado mucho a los de Brett Brown y les ha llevado a perder muchos partidos en los que uno se plantea si este nido de estrellas está preparado para pelear el título.
Una de las mayores incertidumbres de estos Playoffs la conforman los Celtics de Brad Stevens. La franquicia de Boston, que asumió su papel de primer favorito para arrebatarle el anillo a los Warriors, se ha empeñado en desesperanzar a todos y cada uno de ellos que confiábamos firmemente en este osado pronóstico mediante sonrojantes actuaciones durante la temporada regular. Más allá de estas y de la desmedida irregularidad del equipo en general, contadas veces durante los 82 encuentros hemos disfrutado de todo el potencial que esta plantilla debe y necesita mostrar. Aún así, mucho se ha hablado -y a partir de fundamentos históricos, claro- del “los Celtics son los Celtics”, apelando a que, además del descomunal talento de la plantilla, el TD Garden en Playoffs se hace muy cuesta arriba para cualquier equipo visitante que lo pisa. Además, Stevens cuenta con una plantilla muy larga en cuanto a su aptitud para jugar en noches como estas, en la que, encima, se encuentra uno de los jugadores más clutch de la última década: Kyrie Irving.
Una de las desafortunadas historias de la temporada regular la protagonizan los Indiana Pacers y la grave lesión de una de las estrellas emergentes de la liga y estandarte de la franquicia, Victor Oladipo, quien, tras su gran explosión en la pasada campaña, se estaba consolidando como una presencia regular del All-Star y como uno de los más valiosos jugadores two-way y clutch de la liga. Aún así, el equipo se rehizo de la baja, aferrándose durante gran parte de la temporada como el tercer clasificado en el Este. A destacar el gran trabajo de Bogdanovic, echándose a la espalda toda la responsabilidad anotadora a partir de la comentada ausencia del dorsal ‘4’, así como el fundamental papel de Sabonis desde el banquillo o de Turner en la protección del aro, quien ha terminado liderando la competición en tapones por partido.
La temporada de los Nets, sin embargo, es una de las noticias que mayor alegría común ha generado -y que me perdonen los fans de los Knicks– entre el aficionado NBA. En pleno proyecto de futuro y sin ninguna estrella consolidada en la plantilla, los de la Gran Manzana han sido capaces de crear un grupo de jóvenes de tremenda energía, ambición y, como no podía ser de otra manera, talento. Todo ello, condicionado por la estelar temporada del First Time All-Star D’Angelo Russell, el gran candidato a MIP junto con el anteriormente mencionado Pascal Siakam. Pero, evidentemente, no es la única gran aparición de los de Brooklyn, que han contado con enormes actuaciones de Spencer Dinwiddie -consolidado ya como uno de los mejores sexto hombre de la liga-, recitales en la protección del aro de Jarrett Allen o con la capacidad anotadora que ha explotado Caris LeVert quien, antes de su desafortunada lesión (de la que se recuperó con menores problemas de los esperados), se estaba erigiendo como otro candidato más para el MIP.
Lo de los Magic es una sorpresa. Su presencia en la post-temporada parecía altamente improbable antes de empezar la RS, e incluso también lo parecía a falta de 10 partidos de la misma. A título individual, el equipo ha contado con un líder indiscutible en el apartado estadístico como Vucevic, quien incluso se ganó la oportunidad de realizar su primera aparición en el partido de las estrellas. Destacables también las grandes actuaciones y apariciones clutch de los dos escoltas de la plantilla, el francés Evan Fournier y el microondas del equipo, Terrence Ross. Además, el de Magic es un caso curioso, ya que el gran motivo por el que los de Orlando no entraban en las quinielas para acceder a Playoffs es por la cantidad de jugadores talentosos que deben dar un paso adelante; ya sean Gordon, Bamba, Isaac o el recién llegado Fultz. Pues bien, ninguno de ellos parece haberlo dado. AG es el mismo, aunque es ya un jugador muy importante para el equipo, de la temporada pasada, Bamba apenas ha contado para Clifford, de Isaac se espera más aunque le hemos visto buenas noches y Fultz ni siquiera ha debutado con el conjunto de Florida. En definitiva, da la sensación de que, sin la necesidad de que todo este talento explote, el equipo es ya capaz de alcanzar sus metas, por lo que habrá que estar muy atentos durante los próximos años al equipo de la Disney y a la evolución de estos jóvenes jugadores.
Y, por último, los Pistons. Ay, los Pistons. Un equipo que ha ido y venido durante toda la temporada regular y que, después de la espectacular temporada de Blake Griffin, estaba obligado a hacerse con la plaza. El gran punto de inflexión -aunque, como ya digo, es complicado encontrar solamente uno- es el mes de febrero, ya que tanto las fechas cercanas al trade deadline day como la reincorporación posterior al All-Star coincidieron con la mejor versión de estos Pistons y de sus otras estrellas. Estoy hablando, evidentemente, de Drummond y Reggie Jackson. El primero, desde entonces, irónicamente, ha mantenido un nivel más que merecedor de All-Star, además de convertirse, una temporada más, en el máximo reboteador de la liga con dos rebotes por partido de diferencia sobre el segundo. Y Reggie parece, ahora sí, preparado para liderar a los Pistons cuando Blake no pueda hacerlo, implicándose en muchos más pick & roll’s y buscando con mayor frecuencia su tirito de media distancia antes que su típico, estúpido y forzadísimo intento de bandeja con defensor en los morros incluido. Mención especial para Luke Kennard, el joven escolta que ha protagonizado auténticos recitales en el tiro y que se ha erigido como uno de los ases en la manga de Casey. El equipo de la MoTown necesitaba volver a sentir a lo que huelen los Playoffs por la grandeza de su franquicia, pero nadie les augura una prolongada estancia en ellos. Lo cual, por otra parte, puede ser positivo para hacer un digno papel.