Esta será la Copa África más amplia y diferente jamás vista, no solo por el aumento de formato, sino porque por primera vez se jugará en verano y no en invierno como se había hecho siempre. Esto tiene un factor claro de riesgo, el clima, como es obvio, pero por otra parte da la opción a acaparar más mercado televisivo.

Y es que la Copa África siempre había sido ese torneo que tocaba las narices a decenas de clubes europeos allá por el mes de enero. Este año, por ejemplo, el Liverpool hubiera podido perder a Matip, Salah, Mane y Keita. Casi nada. Pero en los últimos años, sobre todo en 2017 -la última edición, en la que gano Camerún-, eran muchos los jugadores que optaban por no ir para no perder su puesto en su club. Todo este desinterés general, tanto de los jugadores como de los espectadores hizo a la CAF replantearse sus fechas, y ya puestos, el formato.

El cambio no ha sido solo en el calendario de la Copa África, sino que también las dos competiciones continentales de clubes han pasado de jugarse en año natural, a hacerlo en fechas similares a las del fútbol europeo. Es decir, la final de la Champions africana siempre se disputaba en noviembre, mientras que ahora se juega en junio.

En cuanto al cambio de formato de la Copa África es sencillo. Se amplía el número de selecciones de 16 a 24, ubicadas en seis grupos de cuatro, dos más que antaño. También habrá por primera vez octavos de final, y  pasar de grupos no será tan complicado como antes, pues, al igual que ocurre en la Eurocopa, los cuatro mejores terceros avanzan a la segunda ronda.

Como es lógico, la ampliación ha permitido que países bastante desconocidos, y de desconocido nivel futbolístico, hayan entrado por primera vez. Es el caso de Madagascar, Mauritania y Burundi.

Madagascar

Fue la primera en clasificarse, lo logró el 16 de octubre de 2018. Es un país que si por algo es famoso, es por la película que lleva su mismo nombre. En cuanto a fútbol poco sabemos de ellos, hasta ahora. Su capitán Andriatsima dijo al clasificarse: «Con la selección cobramos 200€ por partido, no me importa, iría hasta gratis». En cuanto al resto del equipo la mayoría juegan en Francia, y su mejor jugador es el pivote del Charleroi Marco Ilaimaharitra. Si algo tendrá Madagascar será a los narradores bastante ocupados aprendiendo a decir sus apellidos de veinte letras.

Mauritania

Es el país que está justo al sur de Marruecos. La mayoría de sus jugadores también militan en clubes franceses, algo que es común en muchos países africanos, de los que, además, muchos de ellos son antiguas colonias. En cuanto a nombres son también totalmente desconocidos, sus mejores jugadores son Camara, que milita en el Xanthi griego, y Abdoul Ba, que lo hace en el Auxerre.

Burundi

Este pequeño país situado en el centro de África, y en cuya frontera se encuentra el precioso lago Tanganica, también ha logrado una proeza futbolística al clasificarse. Aquí no hay jugadores en equipos franceses, sino un popurrí de clubes esparcidos por varios países del mundo. Burundi tiene futbolistas jugando en Arabia Saudí, Australia, Omán, tercera portuguesa, Holanda; además de varios en clubes de Kenia y Ruanda. Sin embargo, sí que tienen una estrella: Saido Berahino, del Stoke City. El también británico, pues tiene doble nacionalidad, decidió hace no mucho ponerse la elástica de Burundi, al ver que su nivel había bajado y no iba a jugar con Inglaterra.

Estas son las tres debutantes, pero también hay selecciones como Tanzania, que no entraba desde 1980, y que con Samatta tienen una gran oportunidad, o Kenia, que no se clasificaba desde 2004.

Si algo tiene la Copa África son jugadores amateurs contra estrellas del mundo, como Salah. Pero también una gran incertidumbre, y es que jamás hay una favorita ni cinco, hay un abanico amplio de hasta diez países que pueden hacerse con el trono. Ese cetro continental que en la presente edición defiende Camerún, donde curiosamente debería haberse disputado el torneo que finalmente se hará en territorio de su rival en aquella final: Egipto. Ahora solo queda disfrutar de ese fútbol tan físico e impredecible.