Oscuros días son los que estos últimos años han acompañado a la Fórmula 1. Hablamos de un deporte donde el riesgo, el miedo, el olor a gasolina, el cuerpo a cuerpo y el rugir de un buen motor con ocho o más cilindros siempre estuvieron presentes. Como todo, las cosas cambian; y la Fórmula 1, cambió.
Me atrevería a decir que desde 2010 la Fórmula 1 no ve un mundial como «los de antes», el monopolio de Red Bull y de Mercedes en estos últimos años han traído carreras más que atractivas en ocasiones, pero también muchas que han sido carne de cañón para los más críticos, dándoles la razón.
Las batallas entre pilotos se convirtieron en batallas entre tan solo dos pilotos, los dos del equipo que domina, que de alguna manera u otra, se llevaba siempre el gato al agua. Ese grado de espectáculo, de ser imprevisible hasta la última vuelta, hasta la última curva, se perdió en Abu Dabi 2010, y hasta prácticamente el año pasado no volvió.
En esa temporada 2010 teníamos motores V8, los últimos supervivientes de la verdadera esencia de la Fórmula 1, pero lo mejor fue que llegamos a la última carrera con cuatro candidatos al título, y a la penúltima, con cinco. Desde entonces, salvo excepciones, el Gran Circo se ha encontrado una época oscura, plagada de críticas que le han complicado la existencia, y que ha obligado a un cambio de propietario.
Liberty Media ha llegado con la idea de devolver la Fórmula 1 que conocemos, pero si eso sucede, no será mérito de el ricachón americano y su bigote. Es cierto que tendrán parte de la culpa, pero Max Verstappen, Charles Leclerc y sus amigos tienen algo que decir: vamos a devolver este deporte donde se merece.
La futura generación de pilotos que se está preparando es talentosa, agresiva y muy competitiva. Muchos ya se conocen, juntos han compartido muchas horas en categorías inferiores. Ahora mismo, tenemos a Verstappen y a Leclerc, que han mostrado un ejemplo en Austria, pero ellos no estarán solos.
Esteban Ocon tiene el mismo nivel que han mostrado el holandés y el monegasco, solo tiene que encontrar un buen asiento, y lo hará. Pilotos como Alex Albon o Lando Norris también llevan presentando su candidatura desde hace tiempo en categorías inferiores, y este año lo están avalando. Y sumado a los muchos talentos que estamos viendo en la Fórmula 3 podemos decir abiertamente, que estamos en buenas manos.
La única incógnita que queda es si la mecánica acompañará. Para 2021, hay programada una revolución en la normativa, que debería devolver la esencia a los monoplazas más rápidos del planeta, y cuando estos chicos se adapten a ellos, ya se pueden preparar para no volver a oír los famosos «son coches dando vueltas». Los 10 próximos años, y a partir de 2021, deberíamos ver la luz al final de este oscuro túnel.