La NBA no entiende de parones. Aunque técnicamente no sea así, la estructura de la competición permite que cualquier momento del año tenga alguna excusa para debatir sobre la mejor liga de baloncesto, incluso en medio de una pandemia mundial de muy lejanos precedentes. De hecho, Adrian Wojnarowski -el periodista insider referente del panorama- sigue a lo suyo, anunciando exclusivas determinantes para el futuro más cercano de la liga. Entre ellas, la confirmación de grandes nombres del próximo Draft como Toppin, Edwards, Wiseman o Haliburton, que ya han decidido que van a formar parte del evento de este año. Es más, junto a la dirección estructural que va a coger la competición a partir de esta extraña situación, el próximo Draft 2020 es, seguramente, el gran tema de actualidad en la NBA

Por ello, intentar anticipar qué podría pasar llegados al día D es uno de los habituales impulsos de aquellos fanáticos que buscan entretenerse durante esta etapa de cuarentena, entre los cuales me incluyo. Pero claro, el coronavirus ha llegado al mundo indiferente de que nos hayamos quedado sin lotería del Draft y de que, por lo tanto, las predicciones que se hagan durante este periodo de monotonía cuenten con un poco más de aleatoriedad e incluso sinsentido, por qué no decirlo. 

A partir de ahí, lo lógico es ordenar los puestos del 1 al 14 a partir de la clasificación actual de la liga, de peor a mejor equipo, que es como realmente se determinan las opciones estadísticas de que las franquicias se hagan con la primera posición. Un Mock Draft de toda la vida, vaya.

1. James Wiseman (pívot, Memphis) a los Golden State Warriors 

Personalmente, estoy prácticamente convencido de que los Warriors van a traspasar su pick en un paquete con Andrew Wiggins a un equipo interesado en reconstruir, en busca de un jugador de primera línea más veterano y que encaje a nivel salarial con el ex-Minnesota para ese potencial traspaso. Sin embargo, si no es así, la opción evidente para los de San Francisco es James Wiseman. El supuesto top 3 de esta edición (Ball, Wiseman y Edwardsacumula mucho talento y potencial y a pesar de que, personalmente, creo que el pívot no es el mejor de los tres, su elección cubriría la gran necesidad del equipo de Kerr, ese center

Solamente ha jugado cuatro partidos en NCAA debido a problemas con la organización que forzaron su decisión de abandonarla y entrenar por su cuenta de cara a prepararse mental y físicamente para su ilusionante futuro en la NBA desde una perspectiva privada. 

Wiseman es un pívot de atleticismo escalofriante, con una agilidad y velocidad poco habitual en un cuerpo como el suyo y con unas innegables cualidades para anotar, rebotear y proteger el aro a un altísimo nivel. Sin embargo, no sabemos hasta qué punto podrá explotar todas estas cualidades individuales en un equipo con anotadores y acaparadores como Curry y Klay, aunque la filosofía colectiva del equipo puede beneficiarle en otros aspectos, situación que vemos francamente poco en rookies elegidos en las primeras posiciones.

2. Anthony Edwards (escolta, Georgia) a los Cleveland Cavaliers 

En este caso, la estrategia de los Cavs sería ir a por el jugador más talentoso (así como hicieron el curso pasado cuando eligieron a Garland teniendo ya a su supuesto base del futuro en Sexton), ya que ir a por la posición de mayor necesidad para la franquicia (alero) no compensa el hecho de desperdiciar la oportunidad que significa Anthony Edwards

Desde mi punto de vista, Edwards es el mejor jugador del Draft. Si pule defectos como su toma de decisiones o su selección de tiro, se va a convertir, casi con toda seguridad, en un feroz anotador que, además, cuenta con un potencial defensivo comparable al de Victor Oladipo. En Georgia, ha tenido algunos problemas con la eficacia (40% TC y 29% T3), situación en la que se han visto otros grandes prospects y de la que su desarrollo en la liga se va a encargar de dejar atrás por pura inercia y evolución. 

La dirección de los Cavs, sin embargo, quedaría algo en entredicho. Que tus tres grandes esperanzas de futuro, Garland, Sexton y Edwards, tengan que compartir la pelota puede ser un puzzle francamente difícil de encajar, además de que un quinteto con esos tres condicionaría mucho al equipo por la escasez de altura, por lo que el traspaso de uno de los dos primeros mencionados debe ser una opción para la franquicia. Poseer mucho talento está genial, pero desarrollarlo correctamente es aún más fundamental en un grupo que se encuentra en plena reconstrucción.

3. LaMelo Ball (base, Illawarra Hawks) a los Minnesota Timberwolves 

Un trío de jóvenes formado por Russell, Ball y Towns acompañado de un hipotético salto de jugadores como Beasley y Culver. En eso deben basarse las esperanzas de los Wolves de cara a los próximos años en el caso de que tuvieran tal oportunidad. Si todo va según lo previsto, Melo puede convertirse en uno de los jugadores más vistosos de la liga en muy poco tiempo, ya que cuenta con un repertorio de recursos ofensivos repletos de creatividad y fantasía tanto para anotar, asistir o para organizar el ataque. Ha estado jugando en Australia, en los Illawarra Hawks de la NBL, donde ha promediado 17 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias. Eso sí, la eficiencia de esos promedios también son algo preocupantes, incluso más que en el caso de Edwards. 37% en TC, 25% en el triple e incluso un mejorable 72% en tiros libres. 

Sin embargo, la mayor preocupación podría ser el encajar ese trío de futuras estrellas sacrificando el menor talento posible. Ball es un base que requiere y necesita mucho balón y que entiende su rol de playmaker de manera muy natural y casi inconsciente, cualidad principal similar a la que posee D’Angelo, quien, seguramente, debería adoptar un papel más anotador. Pero eso, claro, sacrificaría los números en ese aspecto del propio LaMelo

Encontrar un equilibrio entre los dos jugadores exteriores puede ser complicado, pero es viable. No obstante, el aspecto defensivo de las referencias ya es un problema actual en Minnesota y añadir al californiano no es, ni mucho menos, la solución. De todos modos, conseguir draftear a un talento como LaMelo Ball es una oportunidad que, como franquicia, estás dispuesto a aceptar incluso en el caso de que suponga un riesgo.

4. Deni Avdija (alero, Maccabi Tel Aviv) a los Atlanta Hawks 

Los Hawks pueden encontrar en el alero israelí una pieza perfecta para sus planes de futuro. Un jugador que puede sumar en todos los aspectos sin restar protagonismo a otros compañeros que pueden venir pisando fuerte en el futuro más cercano como Hunter Reddish. Si bien es una incógnita su inmediatez en el rendimiento debido a su escasa e incluso discreta participación en Maccabi de Tel Aviv, Deni tiene las herramientas para convertirse en un wing muy completo. Su capacidad ofensiva va más allá de la anotación, teniendo en su arsenal un IQ de juego muy avanzado a su edad y una gran habilidad para asistir e involucrar a sus compañeros. Además, su evolución en defensa es muy interesante y tiene mucho potencial en ese lado de la cancha, demostrándolo así sin la necesidad de contar con atleticismo puro y duro en sus movimientos o, mismamente, en su cuerpo. 

MVP del Europeo sub-20 en 2019, Avdija tiene que trabajar en su tiro de tres, una de las pocas cosas en las que no brilló especialmente durante esa competición, en la que, además, consiguió el oro. El israelí podría convertirse en ese complemento perfecto si consigue que su catch and shoot sea efectivo, ya que añadir a un jugador con tendencia a amasar en exceso el balón podría chocar con Trae Young y, consecuentemente, frenar el desarrollo de ambos. 

Aún así, hay que tener claro que, del top 5, Avdija es la mayor incógnita. La edad, la vara de medir de su procedencia (liga israelí) y su poco protagonismo en su actual equipo pueden ser motivos suficientes para verle caer unas cuantas posiciones.

5. Tyrese Haliburton (base, Iowa State) a los Detroit Pistons 

Los Pistons han pulsado definitivamente el imaginario botón de reconstrucción después de muchos años merodeando la mitad de las tablas de clasificación. ¿La recompensa? Un alto pick en este Draft y, en este caso, el base playmaker que tanto ansían desde que Reggie Jackson, valorado por otras facetas, aterrizó en la ciudad del motor. Tyrese Haliburton ha sido calificado por Mike Schmitz, el gran experto de ESPN en cuanto a Drafts y prospectscomo el jugador con más IQ de la clase 2020. En Iowa State ha promediado 15 puntos, 6 rebotes, 7 asistencias y 2 robos y medio por partido con altos porcentajes (50% TC, 42% T3 y 82% TL). A priori, existen pocas razones convincentes por las que no ver a Tyrese Haliburton como un top 7-8 de este Draft, ya que no solamente su evidente contribución ofensiva es un factor determinante para así considerarlo, sino que también es un notable defensor del perímetro

Sin embargo, sus condiciones atléticas pueden ser objeto de preocupación. Su 1’96 es impactante para su posición, pero se trata de un perfil de jugador muy lánguido y de escasa musculatura, por lo que deberá trabajar en ello para que las dudas sobre su potencial se disipen. Algo parecido pasa con su mecánica de tiro, ya que su 42% en triples y su capacidad para tirar desde larga distancia no son suficientes para que su lanzamiento exterior siga generando alguna duda. Verdaderamente, su mecánica es algo extravagante e incluso lenta, factor que no acaba de convencer a los scouts en la NBA actual. Pero si Kevin Martin era un triplista muy respetado en la liga, Haliburton también puede serlo, con la mecánica que sea, mientras traslade esos porcentajes a la gran competición.

De hecho, si no se convirtiera en un gran tirador y se tratara de un base simplemente capaz de anotar algún que otro triple, Tyrese seguiría teniendo un muy prometedor futuro en la NBA por delante, ya que puede sumar en ataque de muchas otras maneras. Los Pistons añadirían a un jugador que está capacitado para hacer mejores a los que le rodean, para así crear un núcleo joven necesitado de confianza, factor que ya hemos observado como fundamental en piezas capitales para el futuro de Detroit como Kennard, Doumbouya o Mykhailiuk.

*Es un artículo de Lluís Fullana Febrer.