Sí, es cierto, esta clase del Draft no parece la más determinante de los últimos años. Se presume que no va a contar con muchas futuras superestrellas y tal predicción tiene ciertas bases con evidente fundamento. Eso sí, la lotería está repleta de jugadores que pueden ser claves para el devenir de sus futuros equipos. El talento está muy repartido y tal situación genera un factor extra en cuanto a interés e impredecibilidad. De eso último tenemos en este intervalo de cinco elecciones, entre la sexta y la décima, así como las cartas de presentación de cada uno de los elegidos.

Pueden repasar el top 5 aquí.

6. Cole Anthony (base, North Carolina) a los New York Knicks

Otro “C. Anthony” para el Madison. Sin duda, se trataría de una de las más mediáticas elecciones, y no solamente por el destino, sino también por el jugador elegido en sí.

La Universidad de North Carolina, una de las más reputadas de la nación, ha firmado una muy mala temporada con Cole Anthony como referente. Eso y su mala suerte con las lesiones han condenado al base a hablar de él como una incógnita de cara a este Draft cuando, años atrás, se habló del mismo como una de las grandes figuras del futuro. 

Sin embargo, el talento está ahí y va a ser muy complicado para las franquicias poner sus defectos y su dudosa temporada por encima de todo el potencial que ostenta. Es un anotador muy eléctrico (19 puntos en 39% TC y 35% T3), con un repertorio muy completo para sumar en ese aspecto y con una de las mecánicas de tiro más limpias del Draft. Rebotea mucho para su posición y altura (6 RPP midiendo 1’91cm) y ha demostrado potencial para evolucionar como asistente, ya que, a pesar de solamente promediar 4 por partido, el nivel de la plantilla no le ha puesto las cosas fáciles, tampoco en ese sentido. Pero vaya, que no toda culpa es externa a su figura, ya que el hijo de Greg Anthony (ex-NBA, también elegido por los Knicks en la lotería) ha demostrado muchos problemas para mantener la concentración en defensa, así como una dudosa intensidad en ese lado de la cancha. 

Pero si algo me gusta de esta elección es la mezcla con NY. El chico es un descarado en la cancha y da la sensación de que estamos hablando de un jugador de gran carácter y de fácil adaptación a los focos mediáticos (similar al caso de RJ Barrett, por muy discreta que haya podido parecer su temporada). Además, los Knicks no cuentan con Dennis Smith Jr y Elfrid Payton, a pesar de haber realizado decentes tramos de campaña, no es el base referente del futuro de la franquicia. Cole puede serlo. O puede ser otro desastre. Vaya, que solo puede salir muy bien o muy mal. Muy knick

7. Isaac Okoro (alero, Auburn) a los Chicago Bulls

Los Bulls han sido, probablemente, una de las mayores decepciones de esta temporada. Y es que las lesiones, los problemas con Boylen y la escasez de fundamentos ofensivos han condenado al equipo a, una vez más, no formar parte de la pelea por los Playoffs. Ni siquiera en un Este que, a partir del sexto puesto, ha demostrado un nivel muy asequible.

Sin embargo, por momentos, Chicago ha sido uno de los mejores equipos defensivos de la competición, y apuntalar esa faceta con uno de los mejores especialistas del Draft puede ser el movimiento para ellos. De hecho, Okoro cuenta en su arsenal con aspectos ofensivos infravalorados en su juego tales como la finalización con contacto cerca del aro y su habilidad para ser el portador de balón en situaciones de pick and roll. Más evidentes e indudables son sus capacidades atléticas. Es fuerte, rápido y capaz de defender casi todas las posiciones. Sus porcentajes en el triple y en la línea son algo preocupantes (29% y 67%, respectivamente), pero si consigue anotar en promedios de dobles cifras en sus primeros años podemos estar hablando de un two-way muy prometedor. Seguramente, el mejor prospect de ese perfil. En Chicago, de hecho, podrían aprovechar para nutrir la posición de alero, el futuro de la cual siembra algunas dudas debido a la cuestionable continuidad de Otto Porter

8. Onyeka Okongwu (ala-pívot o pívot, USC) a los Charlotte Hornets

Los Hornets pueden ver desde la lejanía, de una vez por todas, el camino a seguir para la franquicia. Graham, Bridges y Washington se han encargado de generar unas ilusionantes expectativas de futuro a las que se puede añadir la incorporación de Okongwu. Este es un interior que posee muchos fundamentos en ambos lados de la cancha. Si bien no es el jugador más talentoso en ataque, su gran lectura del pick and roll, sus oportunos cortes a canasta y su evolución en el poste bajo le han permitido promediar más de 16 puntos por partido con porcentajes superiores al 62% en tiros de campo. Eso sí, ese talento puro del cual escasea en ataque lo ostenta como el que más en el otro lado de la cancha. Más allá de sus monstruosos números protegiendo el aro (2,7 tapones por partido tratándose de un 2’06 cm), su IQ para defender el pick and roll y su agilidad para hacerse cargo de prácticamente cualquier posición le añaden un valor capital a su elección.

Es más, esa inteligencia e intuición en la pista le permiten rebotear de manera muy fiable y constante, algo que multiplica sus opciones para que pueda ser el pívot titular de los Hornets desde ya, posición en la que Michael Jordan -propietario del equipo- sigue empecinado en encontrar una referencia. Un quinteto con Rozier, Graham, Bridges, Washington y Okongwu podría significar un inicio prometedor para esta era “post-Kemba” en Charlotte y Onyeka se convertiría desde el primer día en el ancla defensiva que necesita desesperadamente el equipo.

9. Killian Hayes (base, Ratiopharm Ulm) a los Washington Wizards

Hayes es otra de las incógnitas de este próximo Draft. Muchos Mock Draft no le incluyen en la lotería y otros le colocan en el top 5. Y, honestamente, le veo más sentido a lo segundo que a lo primero. El francés es un talentazo en su máxima expresión y su extrema juventud (18) le da la opción, en este caso, a los Wizards a no tener que correr con él, metafóricamente hablando. Desde el banquillo, con un John Wall teóricamente recuperado, el base puede encontrar un acomodamiento perfecto para lo que su evolución necesita. Con solo 17 y 18 años, ha promediado unos 25 minutos por partido en la Bundesliga alemana, en los que ha anotado 13 puntos por partido con gran eficacia (46% TC, 39% T3 y 91% TL) y 6 asistencias. Números muy interesantes, teniendo en cuenta que jugadores tan jóvenes no suelen contar con tantas oportunidades en equipos profesionales. La eficacia no es una casualidad, ya que Hayes no necesita un gran volumen de tiros para tener su impacto en ataque y su selección está muy avanzada a su edad. 

Eso sí, cuenta con dos principales carencias. Una es su ambidexteridad, lo que permite ciertas facilidades a sus defensores por lo predecible que puede llegar a ser con su zurda. La otra son sus problemas para finalizar en el aro, por lo que habitualmente se decanta por la media distancia, una de sus armas preferidas para anotar. 

Su defensa es decente, aunque su potencial para crecer en ese área es algo cuestionable, pero… “he’ll be fine”, que dirían en Washington. Los Wizards se encuentran en una situación algo extraña y, sobre todo, dependiente de la vuelta de John Wall, el compromiso de Bradley Beal y la firma de Davis Bertans, pero la precocidad y el talento de Hayes hacen indicar que la franquicia de la capital puede tener base para rato aunque Wall no vuelva a sus mejores días. 

10. Obi Toppin (ala-pívot, Dayton) a los Phoenix Suns

Sí, os debo una explicación. “¿Cómo puede ser que el indudable mejor jugador de la NCAA sea elegido en la última posición del top 10?” Si bien parece un fregado de difícil justificación, es más simple de lo que aparenta. Partiendo de la base de que los problemas en defensa de Toppin son evidentes, creo que su sitio en la NBA es, de momento, únicamente como ala-pívot. Y, del top 10, esa es la posición más poblada por jugadores que, a día de hoy, son insustituibles. Jóvenes como Collins, Markkanen, Washington o Hachimura parecen claves para las aspiraciones de futuro de sus equipos y otros veteranos como Griffin, Love o Green no parece que vayan a ser traspasados al menos hasta el Trade Deadline. Por lo que, técnicamente, solamente encajaría en Minnesota, donde he preferido elegir a un jugador con mayor potencial como LaMelo Ball. Ya está, respirad. 

Obi Toppin ha protagonizado una temporada completamente salvaje en Dayton, con actuaciones en las que parecía un hombre entre niños. De hecho, no es tan joven como la mayoría (22), algo que se ha reflejado en college y que va a relucir en su salto a la liga. Personalmente, se me asemeja muchísimo a Ama’re Stoudemire, capaz de destruir el aro, dominar en el poste bajo e incluso de demostrar que tiene buena manita. 20 puntos en 63% en TC y 39% en T3 le avalan. 

Lógicamente, sobre el papel, este sería el mayor robo del Draft y completaría la mayor necesidad de los Suns, quienes, con Toppin en sus filas, carecerían de excusa si tampoco consiguen una plaza en los próximos Playoffs. Además, sería interesante ver como los de Monty Williams contarían en su quinteto con cuatro combinaciones posibles para el pick and roll: Rubio y Booker como exteriores y Toppin y Ayton como rollers

-Es un artículo de Lluís Fullana Febrer.