Medio siglo había transcurrido desde la última ocasión en la que los Milwaukee Bucks fueron campeones de la NBA. Los de Giannis Antetokounmpo se impusieron en las Finales a los Phoenix Suns, que no habían ganado un solo anillo en sus 52 años de existencia, y que tampoco lo hicieron esta vez: volvieron a caer, por tercera vez, en la última instancia de la NBA.

Fue una final de underdogs, en unos playoffs que nos depararon bastantes sorpresas. Pese a su gran temporada regular, pocos pensaban que los de Arizona eliminarían a los Lakers en primera ronda; sin embargo, así ocurrió. Tuvo que ver la lesión de Anthony Davis, de acuerdo; pero con La Ceja en pista los Suns respondieron; y además, Chris Paul también jugó tocado. El veterano base jugó a un altísimo nivel a pesar de sus problemas de hombro. Anotó menos, pero repartió juego de una manera exquisita, especialmente a un Devin Booker sobresaliente.

En primera ronda, los Bucks se vengaron de los Miami Heat devolviéndoles el 4-1 de la temporada anterior con intereses añadidos: 4-0. Se plantaron en las semifinales de conferencia con facilidad, pero allí esperaban los grandes favoritos: los Brooklyn Nets. Las lesiones influyeron en el desarrollo de la eliminatoria: Harden duró 43 segundos en el primer partido de la serie; pero a pesar de jugar sin La Barba, los Nets consiguieron ponerse 2-0 arriba. Mejoró su defensa Milwaukee en el tercer partido, y los de Budenholzer recortaron distancias con un triunfo apurado. En el cuarto partido, nuevo contratiempo para Brooklyn: Kyrie Irving quedó también fuera de combate, y los Bucks empataron la serie.

El quinto encuentro estaba llamado a ser decisivo. Harden forzó y jugó más de 40 minutos, aunque estuvo muy lejos de su nivel (5 puntos y 8 asistencias); pero Kevin Durant decidió, él solo, que el punto se quedaba en el Barclays Center. 49 puntos (20 de ellos en el último cuarto), 17 rebotes y 10 asistencias, con un 70% en tiros de campo, defendido por un equipo con PJ Tucker, Middleton, Holiday y Giannis. Una de las actuaciones más legendarias de la historia de los playoffs de la NBA.

No pudo repetir su demencial partido KD en el sexto encuentro, demasiado solo, y los Bucks forzaron el séptimo. Se decidió en la prórroga, pese a la escasa ayuda que recibió el mejor jugador de la temporada: Kevin Durant. La estrella de los Nets metió 48 puntos, pero no fueron suficientes, porque Antetokounmpo, que también alcanzó los 40, estuvo mejor acompañado. Bucks y Nets nos dejaron una serie para ver repetida una y otra vez.

En esta instancia, los Suns pasaron por encima de los Denver Nuggets (4-0). En sus finales de conferencia, Paul y Booker, acompañados por Ayton y por la eclosión de Cameron Payne, fueron mejores que los Clippers de Paul George. Kawhi Leonard había caído lesionado en la ronda anterior, una baja demasiado importante para los angelinos. Mientras, los Bucks tuvieron más problemas de los que cabía esperar ante los sorprendentes Atlanta Hawks, que venían de eliminar a los Sixers. Trae Young arrancó la serie con 48 puntos para el triunfo de los suyos; pero más meritoria aún fue la victoria de los Hawks en el cuarto duelo, para empatar la eliminatoria a dos. Sin Trae Young, lesionado en el tercer partido tras pisar a un árbitro, los de McMillan se impusieron por 22 puntos. Aun así, la baja de su estrella pasó factura a los Hawks, que cayeron sin él en el quinto y con él, pero aún tocado, en el sexto.

En las finales, los Suns golpearon primero, y lo hicieron por partida doble, con el triunvirato Paul-Booker-Ayton carburando a toda máquina en el duelo inaugural, y con Mikal Bridges sumándose a la fiesta en el segundo choque disputado en The Valley. Ese día, Antetokounmpo se fue hasta los 42 puntos, pero Phoenix, como equipo, daba bastantes mejores sensaciones. Los Suns eran ya favoritos.

Entonces, la dinámica cambió por completo. Giannis anotó 41 puntos y los Bucks se llevaron con suficiencia el tercer partido, aprovechando la noche aciaga de Booker. En el cuarto, sin embargo, el escolta de los Suns anotó 42, pero de poco sirvió: los de Budenholzer sufrieron mucho más, pero remontaron en los últimos minutos con Middleton apareciendo y jugando por fin a un altísimo nivel.

El quinto encuentro se presentaba como una final dentro de las finales, y con su Big 3 enchufado al completo, Milwaukee completó la remontada pese a que Booker anotó, de nuevo, 40 puntos. La racha de los Bucks era imparable, y en el sexto partido cerraron la serie. No hubo manera de frenar a Giannis Antetokounmpo, que se marchó hasta los 50 puntos. El dos veces MVP demostró que también aparece en las noches grandes, y se llevó los dos trofeos que le faltaban: el de campeón de la NBA y el de mejor jugador de unas finales.

50 años después, en un momento muy especial, cuando los aficionados volvían a las canchas tras un año a puerta cerrada, los Milwaukee Bucks volvieron a saborear las dulces mieles del éxito. El final fue ciertamente cruel para Phoenix, pues quizá los de Monty Williams fueron el equipo más sólido de los playoffs: los que mejor jugaron más partidos. Pero con eso no bastó. No obstante, teniendo en cuenta de donde venían los Suns (una década sin entrar en la fase decisiva de la temporada), su salto, gracias a la llegada de CP3, fue notable. Son uno de los equipos que mejor baloncesto juega, sin lugar a dudas, y en 2022 tienen otra oportunidad de pelear por su primer anillo, ahora ya como claros contenders.

Dos mercados pequeños se midieron por el título, dos franquicias que antes de la 20/21 sumaban entre ambas un anillo y tres finales perdidas. Es lo mejor del deporte estadounidense: su equilibrio, que permite que los que hoy están abajo mañana peleen por ganar, y que los campeones puedan acabar en el fondo de la tabla poco después.