Pau Gasol es y será, al menos por unos cuantos años más, el mejor baloncestista español de la historia. Dos veces campeón de la NBA, seis veces All Star, triple medallista olímpico y campeón del mundo con España. La gran estrella de la generación de oro del basket de este país.

Los momentos de gloria que nos ha dejado para el recuerdo son numerosos: desde su mate épico sobre Kevin Garnett hasta el salto inicial del All Star junto a su hermano Marc, pasando por la exhibición ante Francia en el Eurobasket 2015, entre otros. Las estadísticas, en su caso, no mienten: es uno de los jugadores europeos más grandes de la historia de la NBA, por detrás de Dirk Nowitzki y quizá, como mucho, de Tony Parker; antes de que Doncic, Jokic o Antetokounmpo borren todos los registros de la generación anterior.

Brilló sobre todo en Memphis, erigiéndose en líder de un proyecto que nunca terminó de arrancar; y en Los Ángeles Lakers, al lado de su hermano Kobe Bryant. Juntos ganaron dos anillos de manera consecutiva y entablaron una gran amistad. Pau se convirtió en el primer español campeón de la mejor liga de baloncesto del mundo, y lo hizo además siendo una pieza clave en su equipo. Un día, los Lakers, como los Mavericks acaban de hacer con Nowitzki, retirarán la camiseta del pívot de Sant Boi, y quedará junto a las de leyendas como Wilt Chamberlain, Shaquille O’Neal, Kareem Abdul Jabbar, Magic Johnson o el propio Kobe Bryant.

Con la selección española, desde 2001 hasta 2021 apenas se ha perdido cuatro campeonatos (Eurobasket 2005 y 2013, y Mundiales 2010 y 2019). Ha sumado once medallas en quince torneos, liderando la época más gloriosa de nuestro baloncesto: tres oros, dos platas y dos bronces en Europeos; dos platas y un bronce en Juegos Olímpicos, y el oro mundial en Japón 2006.

Tokio 2020 era su meta. La pandemia alargó un año la Olimpiada, pero el objetivo de Pau siguió siendo el mismo. Regresó a casa, al Barcelona, para ayudar a los culés a ganar una Euroliga (que no lograron) y preparar así los Juegos. Su último baile, con un papel ya mucho menor, lo dio en Japón este pasado agosto. No pudo sumar su cuarto metal olímpico, pues España terminó sexta, pero se fue a gusto: cuando y donde quiso. Como él mismo reconoció, «quería acabar jugando, no en muletas».

Meses después, decidió confirmar lo que era casi un secreto a voces: su retirada. Las reacciones al más alto nivel del baloncesto mundial no se hicieron esperar, lo que acredita su condición de leyenda de este deporte. La mayoría de ellos, eso sí, destacaban, además de su aportación dentro de la pista, su papel fuera de ella. Embajador de UNICEF desde bien joven, se ha mostrado comprometido con los verdaderos problemas de nuestro mundo como la desnutrición infantil o la igualdad de género. Además, desde su Fundación también se ha dedicado a promover hábitos saludables y combatir la obesidad infantil. Por su dimensión deportiva y humana, al terminar Tokio 2020 fue elegido para formar parte de la Comisión de Atletas del Comité Olímpico Internacional.

Poco después de anunciar su retirada, el Gobierno le concedió la mayor condecoración que puede recibir un deportista en España: la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo. No obstante, Pau Gasol ha sido uno de los más destacados deportistas de la historia del país. Fue el segundo en volar rumbo a la NBA, y el que verdaderamente abrió el camino para los que le siguieron muy poco después. Una auténtica leyenda, de los pies a la cabeza, y eso son dos metros y trece centímetros.