En boca de todos está la Premier del Leicester, algo increíble, irrepetible, y sobre todo, inolvidable. Sin embargo, hubo un hombre que logró una gesta a la altura, e incluso me atrevo a decir que la superó, y es que Otto Rehhagel consiguió ganar la Bundesliga el mismo año del ascenso. A sus 81 años y ya completamente retirado, es buen momento para recordar quién fue este alemán.
Otto Rehhagel nació el 9 de agosto de 1938 en Essen, ciudad de Westfalia, en plena Alemania nazi. No tardaría mucho en interesarse por el fútbol, y con tan solo diez años empezó a jugar en las categorías inferiores del segundo equipo mas importante de su ciudad, el TuS Helene Essen. Tras pasar nueve años en ellas, debutaría en el primer equipo con 19 años, como lateral derecho. En 1957, tras tres años en el club se marcharía al Rot-Weiss Essen, el otro equipo de la ciudad, el más importante. Tras 90 partidos allí, ficharía por el Hertha de Berlín en 1963, dejando así por primera vez su ciudad. Su llegada a Berlín, más allá de un cambio, supuso su debut en la primera división alemana a los 25 años.
Tras dos años sufriendo por no bajar, y como titular indiscutible del equipo, se marchó al que sería el club mas importante de su vida, el Kaiserslautern. Después de seis años y temporadas de todo tipo, Rehhagel decidió poner fin a su carrera. El final no pudo ser más amargo, ya que en la temporada 71-72, con la competición recién iniciada, sufrió un desprendimiento del cartilago de la rodilla que resultó irreparable. Ese mismo año el equipo llegó a la final de Copa. El 1 de julio de 1972, a los 33 años, Rehhagel tuvo que vivir desde la grada cómo el Kaiserslautern perdía en Hannover la final. Un 5-0 le endosó el Schalke, y el de Essen colgó las botas con aquella contundente derrota.
Pero la vida de Rehhagel en el mundo del fútbol no había hecho más que empezar, él siempre tuvo claro que quería ser entrenador. Apenas unos meses después de retirarse, debutó como primer entrenador del Saarbrücken. Un año más tarde, se marchó al Kickers Offenbach, donde estuvo dos temporadas.
En febrero de 1976 le llegó su primer banquillo importante: el del Werder Bremen, y logró salvar al equipo, pero como suele pasar cuando entras a mitad de temporada, no siguió. Con 37 años, y ya cierta experiencia en los banquillos, dirigiría al Borussia Dortmund, y tras dos años con el equipo en media tabla, algo que por entonces era normal allí, cambió de aires para entrenar al Arminia Bielefeld, con el que bajó a segunda división en la 78-79. Aquella temporada había ganado por 0-4 al Bayern, pero aun así no pudo evitar el descenso. La directiva quiso que siguiera en segunda, pues estaban muy contentos con él. Así ocurrió, pero Rehhagel pidió dejar el club en octubre en busca de retos mayores. Solo dos días después, firmó por el Fortuna Düsseldorf. Su decisión fue más que acertada, y es que en esa campaña el equipo llegó a la final de Copa.
En junio de 1980, en Gelsenkirchen, curiosamente la ciudad del equipo que le había metido cinco en una final como jugador. Sin embargo, esta vez la fortuna le iba a sonreír. El rival era el Colonia, y pese a empezar por debajo en el marcador, el equipo logró ganar por 2-1. Aquella Copa fue el primer titulo en la vida de Otto Rehhagel.
Pocos meses más tarde, en diciembre, estando ya en cuartos de la Recopa de Europa y en media tabla en Bundesliga, fue cesado; y es que Rehhagel no tenia demasiada buena relación con la directiva. Poco tardó en volver a entrenar, y fue nuevamente al rescate del Werder Bremen en abril de 1981. Esta vez la historia seria diferente para ambos, el Werder le contrató siendo ya líder de Segunda, tras 17 temporadas en primera, y como era de esperar, mantuvo la dinámica y subió. En la campaña 81-82, el equipo volvía a la Bundesliga, con Rehhagel a los mandos. El equipo quedó quinto siendo un recién ascendido, y llegó a cuartos de Copa, donde cayó frente al Bayern: unos resultados mas que convincentes para hacer un proyecto con el técnico de Essen al mando.
En la temporada 82-83 se fijó en un joven Rudi Völler, y la directiva lo fichó del 1860 Múnich. El ariete acabó como máximo goleador de la Bundesliga, con 23 tantos; y el equipo acabó segundo, empatado a puntos con el Hamburgo. En la siguiente campaña fueron quintos en Liga y alcanzaron las semis de copa, siendo nuevamente Völler el máximo goleador del equipo. El Werder Bremen ya era un equipo importante en Alemania otra vez, pero les faltaba volver a ganar títulos. En la 84-85, de nuevo segundos en Liga, a cuatro puntos del Bayern campeón; y en la 85-86 el resultado fue idéntico. Rehhagel estaba haciendo historia, pero el Bayern era una auténtica colección de cracks. En la 86-87, el Werder Bremen acabó cuarto, con Völler nuevamente a un nivel increíble, 22 goles en Liga. La historia parecía ser siempre la misma, pero la directiva le debía mucho a Rehhagel y seguía confiando plenamente en él. De cara a la siguiente campaña, las cosas iban a ser difíciles, y es que Rudi Völler se acababa de ir a la Roma.
Sin embargo, después de llegar a semis de Copa y UEFA, parecía que el equipo se podía desmoralizar, pero el margen sobre el Bayern era amplio, y aun perdiendo en casa 1-4 contra el Hamburgo en la penúltima jornada, el Werder Bremen fue campeón de Liga, con Riedle como hombre clave. Rehhagel al fin ganó la Bundesliga a sus 49 años. El equipo había tocado techo gracias a su fútbol ofensivo.
En la campaña 88-89 fueron terceros en Liga, y no pudieron revalidar el título. Nuevamente, el Bayern fue el campeón, y es que aquellos duelos Werder Bremen-Bayern eran ya el clásico del fútbol alemán de la época. En Copa, alcanzaron la final, pero la perdieron por 4-1 ante un Borussia Dortmund emergente. En la siguiente temporada, el equipo se centró menos en la Bundesliga y acabo séptimo, la peor posición desde el ascenso. Eso sí, llegó a semifinales de la UEFA, donde empató ida y vuelta frente a la Fiorentina, pero el valor doble de los goles hizo alcanzar la final a los italianos. En rondas anteriores, cabe destacar que ganaron por 5-0 al Nápoles de Maradona. Además, volvieron a la final de Copa, esta vez ante el Kaiserslautern, y de nuevo perdieron, en este caso, por un resultado de 3-2.
Solo una temporada después, nuevamente fueron finalistas de Copa, y en esta ocasión sí lograron ganar: en los penaltis, contra el Colonia. En Liga, serían terceros. La 91-92 fue otra de esas temporadas en las que tuvieron ocupaciones mas importantes que la Bundesliga, y es por eso que terminaron novenos. En Copa, cayeron en semis frente al Hannover, pero fue en Europa donde el equipo se volcó. En la semifinal de la Recopa, el rival era el Brujas: perdieron allí 1-0, pero en la vuelta remontaron al vencer por 2-0 con el estadio a rebosar. Rehhagel alcanzó una final europea, y su equipo la ganó siendo mejor. Ocurrió en Lisboa, en el Estadio da Luz, y el Werder Bremen venció por 2-0, frente al Mónaco.
El equipo ya era considerado un grande de Europa, y jugó la Supercopa europea contra el Barcelona del dream team. Perdió, pero eso sí, plantando cara y por la mínima. En esa 92-93, en la última jornada, el Werder Bremen tenía que ganar en Stuttgart y esperar que el Bayern no venciera contra el Schalke para ser campeón. 0-3 de los de Otto Rehhagel, y el milagro se dio en el otro partido. En el 85′, ganaban los bávaros por 2-3, pero Borodyuk logró marcar y hacer el 3-3 definitivo. Sin duda, la simpatía del técnico de Essen hacia el Schalke cambiaría ese día. A Borodyuk no se le hizo un monumento en Bremen de milagro. Al año siguiente, el club cayó en fase de grupos de la Champions y fue octavo en liga, pero Rehhagel logró un título: la Copa, al vencer por 3-1 al equipo de su ciudad, el RW Essen.
En la 94-95, al Werder Bremen le valía ganar en la última jornada para ser campeón de Liga por tercera vez, pero las historias no siempre tienen final feliz: el rival era el Bayern, su gran enemigo, y ademas el partido era en Múnich. 3-1 ganó un conjunto bávaro que no se jugaba nada más allá de perjudicar a su rival: el Dortmund ganó la Liga.
Entonces, Rehhagel se marchó al Bayern en busca de nuevos retos, algo que no sentó demasiado bien a parte de la afición. Aun así, dejó un legado inigualable, con 654 partidos dirigidos en trece años como entrenador y numerosos títulos, en la que fue la mejor etapa de la historia de los de Bremen.
Rehhagel se encontró con una plantillla llena de estrellas, pero el final no fue el deseado: el Bayern cayó en semis de la Recopa frente al Barcelona, y fue destituido en la jornada 30 de Bundesliga tras ganar solo un partido de los cinco últimos.
Le surgio la opción del Kaiserslautern, en Segunda, y no lo dudó, aun sabiendo que el equipo no lo tendría fácil para subir, ya que no jugaba en esa categoría desde 1963. La temporada 96-97 empezó con la Supercopa, ya que, curiosamente, el equipo había ganado la Copa aun bajando, por lo que además jugarían la Recopa, algo muy atractivo para Rehhagel. El Dortmund se impuso en los penaltis. No era un mal comienzo pese a la derrota, y a final de temporada el Kaiserslautern subió como primero, con diez puntos de margen sobre el segundo. En la Recopa, eso sí, no pudo hacer gran cosa, y el Estrella Roja les eliminó en las primeras rondas. Rehhagel lo había vuelto a hacer, había bajado a Segunda para triunfar, como en Bremen.
Llegamos al punto álgido de la carrera de Otto Rehhagel. Qué mejor manera de volver a la Bundesliga que contra el Bayern. Además, ganaron por 0-1, y a partir de ahí todo marchó rodado. En la octava jornada el equipo seguía invicto, y su primera derrota sería contra su otro gran amor, el Werder Bremen, por 1-3. El Kaiserslautern marchaba líder en solitario desde la jornada cinco, y así llegaron al parón invernal, sacándole cuatro puntos al Bayern. En el primer partido de la segunda vuelta volvieron a imponerse a los muniqueses, por 2-0 en este caso. Hasta entonces, el equipo no se había visto con posibilidades serias de ser campeón; pero ya todo parecía posible. En la penúltima jornada, el Kaiserslautern ganó por 4-0 al Wolfsburgo, lo que combinado con el 0-0 del Bayern en Duisburgo hizo que Otto Rehhagel consiguiera aquella tercera liga que el propio Bayern le había arrebatado años atrás. Desde luego, aquel Kaiserslautern pasó a la historia del fútbol: un recién ascendido se convirtió en campeón.
En la 98-99, las expectativas de la gente no correspondían con la realidad. En la ilusionante Champions el equipo pudo pasar de fase de grupos, pero en cuartos se cruzó con el Bayern de Múnich. Un aplastante global de 6-0 terminó con la aventura europea del Kaiserslautern. En Bundesliga, el equipo acabó quinto. No era una mala posición, pero el campeonato del año anterior pesaba mucho. La campaña siguiente, otra vez quintos en Liga, y sin avanzar demasiadas rondas en UEFA, siendo eliminados por el Lens francés. Todo sabía a poco, pero la realidad es que Rehhagel estaba asentando nuevamente al equipo en la élite germana. En el 2000, y con apenas siete jornadas disputadas, Rehhagel fue destituido, con siete puntos y el equipo en media tabla. El inicio no era bueno, pero tampoco catastrófico. La exigencia del club se había convertido en algo irreal, y así se demostró en el futuro, pues el Kaiserslautern no ha vuelto a alcanzar cotas tan altas.
Casi un año después, y a los 63 años, parecía que los mejores días de Otto Rehhagel en los banquillos habían terminado, pero le surgió la opción de entrenar a la selección griega. Con la fase de clasificación para el Mundial de Corea-Japón 2002 casi terminada, la vista estaba puesta en la Euro 2004 de Portugal. En el grupo de clasificación estaba España, pero su fase fue brillante: no tan solo se clasificaron para la Eurocopa, sino que lo hicieron como primeros de grupo, ganando en España por 0-1.
La Eurocopa era un reto nuevo para Rehhagel. Grecia quedó encuadrada con la anfitriona Portugal, España y Rusia. Sin duda, eran la cenicienta del grupo, pero nuevamente sorprendieron y pasaron de grupo como segundos, con cuatro puntos y mejor diferencia de goles que España. Esta selección poco tenia que ver con el juego ofensivo que siempre había propuesto Rehhagel en Alemania: era totalmente defensivo.
En cuartos de final esperaba una Francia que defendía el título logrado en el 2000, pero Grecia aguantó, y en el minuto 65 Charisteas marcó el único gol del partido. En semifinales, los helenos se enfrentarían a la República Checa. Si algo estaba claro en aquella semifinal es que nadie contaba con aquellas dos selecciones. En el partido disputado en Porto se llegó con 0-0 al final de los 90 minutos, y en el tiempo de añadido de la primera parte de la prórroga llegó el gol del central Dellas.
Llego el día de la final, ante la anfitriona Portugal, que había eliminado a Holanda en semifinales por 2-1. Era un equipo entrenado por otro histórico, Luis Felipe Scolari, que venía de ganar el Mundial de 2002; y que tenía jugadores como Figo, Deco, un joven Cristiano o Rui Costa. El partido fue muy cerrado, hasta que en el 57′ marcó Charisteas un gol para la historia. Grecia aguantó el 0-1 como mejor sabía hacer, y los helenos alzaron un título totalmente inesperado bajo la dirección de Rehhagel.
De nuevo, eso sí, la altura del listón era altísima. En 2005, los griegos no lograron pasar de la fase de grupos en la Copa Confederaciones, y tampoco lograron clasificarse para el Mundial de 2006.
La fase de clasificación para la Euro 2008 fue otra cosa, logrando ser primeros de grupo con 31 puntos de 36 posibles, quedando Turquía como segunda. En la fase final, a Grecia le tocó jugar los tres partidos en Salzburgo, y no parece que les diera mucha suerte: cero puntos en un grupo con España, Rusia, y Suecia.
Aún tendría más mérito meter a Grecia en el Mundial de 2010. Los de Rehhagel fueron segundos de grupo, por lo que tuvieron que jugar una repesca contra Ucrania: un 0-0 en la ida y una victoria por la mínima fuera de casa fueron suficientes. En Sudáfrica 2010 Rehhagel tenía ya 71 años, y su último reto -o eso parecía- era entrenar en un Mundial.
Grecia quedó encuadrada con Argentina, Corea del Sur y Nigeria, y pese a ganar contra Nigeria, perdió los otros dos partidos y no pudo pasar de la fase de grupos. Tras esa Copa del Mundo decidió dejar la selección, tras 106 partidos y siendo el mejor seleccionador de la historia del fútbol griego.
Pero aquello no fue el punto y final. En febrero de 2012, tras casi dos años lejos de los banquillos, el Hertha de Berlín le llamó para intentar mantener al equipo en Primera. La situación no era para nada fácil, y el equipo terminó en promoción de descenso. El Hertha perdió la ida por 1-2 contra el Fortuna Düsseldorf; y en la vuelta no pudo pasar del 2-2, bajando así a Segunda. Rehhagel no fue renovado, siendo aquella su ultima aventura en los banquillos.
La figura de Otto Rehhagel ha pasado a la historia, pues es el director de dos de las mayores gestas de la historia del fútbol, con el Kaiserslautern y con la selección griega. Ni Werder Bremen, ni Grecia, ni sobre todo el Kaiserslautern, han vuelto a ser lo que fueron con él. Rehhagel sabía que para triunfar necesitaba tener libertad y empezar desde cero, y así fue siempre en su carrera: cuando tocó la Segunda, triunfó.
Palmarés:
- 1 Eurocopa (2004)
- 3 Bundesligas (87-88, 92-93, 97-98)
- 3 Copas de Alemania (79-80, 90-91, 93-94)
- 1 Recopa de Europa (91-92)
- 3 Supercopas de Alemania (88-89, 93-94, 94-95)
Muy bueno e interesante
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